Por Javier Martín
santiago, enero (EFE).- Ganar tres títulos en un año es una proeza para cualquier club de fútbol, y tras 36 años de ausencia, volver a lo más alto mientras se reescribe el manual de operaciones del fútbol en Chile es monumental. logro
Esta es la historia de los últimos cuatro años en el Deportivo Magallanes, club fundador de la primera división de Chile, que descendió en 1986.
El fin de semana pasado, Magallanes ganó la Supercopa de Chile por primera vez, derrotando al actual campeón de la máxima categoría, Colo Colo, luego de asegurar el ascenso y una gran victoria sobre Unión Española en la final de la Copa de Chile.
En términos prácticos, el anuncio tendrá un gran impacto en los resultados del club, ya que podrían ver un aumento de $2,4 millones a $6,1 millones por temporada a través de los derechos de transmisión.
Pero la victoria del trofeo viene con un boleto a la Copa Libertadores, lo que significa más de $400,000 en ganancias garantizadas y $500,000 en bonos dependiendo de qué tan lejos progresen los Macalen en la competencia.
El artífice del renacimiento es el presidente del club, Cristian Ocalde, cuya lista de clientes incluye al portero internacional chileno Claudio Bravo, ex del FC Barcelona y ahora del Real Betis.
Influenciado por su juventud en la famosa academia La Masia de Barcelona, Ocalde buscó remodelar Magalens siguiendo líneas europeas.
En el fútbol de élite moderno, el equipo de reserva es visto como una inversión, mientras que los clubes chilenos lo ven como un costo a reducir a favor del lucrativo negocio de vender jugadores.
Los directores en Chile piensan poco en el dinero que pueden ganar vendiendo o alquilando estadios para conciertos y otros eventos.
Ogalde describió su propio acercamiento a EFE durante una defensa en el Estadio Magallanes en el suburbio santiaguero de San Bernardo.
“Como uno trabaja en Europa, allí uno no trabaja en un equipo, sino en el concepto de club, globalmente y a mediano y largo plazo”, dijo.
Describió la dificultad que enfrentó para persuadir a más de 4 millones de inversionistas para que compraran el Magellan, que entonces se estaba ahogando en tinta roja, y luego los convenció de la sabiduría de su idea de alinear un equipo de canteranos junto a veteranos. En el ocaso de sus carreras.
Como entrenador, Ocalde decidió retirar a Nicolás Núñez de Magallanes, un amigo de más de dos décadas.
«Nos entendíamos perfectamente sobre la filosofía de juego que queríamos imponer», dijo Ocalde sobre su entrenador. «Hemos tomado buenas decisiones en cuanto a la selección de jugadores».
Aficionado al estilo de juego de equipos como el FC Barcelona y el Manchester City, Núñez estaba encantado de tener la oportunidad de poner en práctica sus ideas.
«Creo que obtuvimos resultados antes de lo esperado en términos de presupuesto», dijo el técnico. “En dos años, sobre todo, hemos visto el crecimiento de jugadores jóvenes”.
El extremo Manuel Vicuña elogió el espíritu de familia en Magallanes, que se extiende a la afición.
«Todas las veces que he estado aquí he visto a los mismos aficionados, y eso es bonito porque después de cada partido uno puede hablar con ellos o ellos pueden hablar con el presidente, el entrenador», dijo. EFE jm/dr
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